COVID19: Si nos necesita seguimos a su disposición. Si necesita un transporte, haremos todo lo que esté en nuestra mano para ayudarle.
Nos hace falta viajar a hace cuatro milenios hasta la India para poner fecha a lo que sería el origen de una calzada tal y como la conocemos. Eso sí, en Europa fueron los romanos quienes hicieron de ellas un símbolo de modernidad. Con el objetivo de facilitar el transporte terrestre de mercancías a lo largo de su imperio, consiguieron crear una red de calzadas que interconectaba las principales ciudades. Podemos decir por lo tanto, que sentaron las bases de la actual disposición de la mayor parte de las principales vías actuales.
Más tarde, cerca del año 700 d.C., llegaron los árabes, quienes aportaron un elemento diferencial: el alquitrán, que cubría la vía y le otorgaba un mayor aguante. Pero si nos imaginamos una carretera rápida, ideal para transporte, de varios carriles y con tráfico abundante, tendríamos que ir a la Alemania de 1930 para conocer las recién creadas autopistas.
No vamos a entrar a detallar los diferentes tipos de vías que existen, ni las características de cada territorio. Con más de veinte años de transporte terrestre en Europa a nuestras espaldas, nos gustaría citar aquellas, que por un motivo o por otro, consideramos que hay que transitar en algún momento de nuestras vidas (¡a sabiendas que hay muchísimas por recorrer y disfrutar!).
Nos ponemos en marcha y nos dejamos llevar por ellas al volante de una de nuestras furgonetas, ¡arrancamos!
Empezamos en Noruega para recorrer la llamada “Carretera del Atlántico”, Atlanterhavsveien. Con 8 kilómetros de largo, sirve de unión para numerosas islas pequeñas. Además de su orografía, llama la atención el puente de Storseisundet, donde el habitual mar embravecido crea estampas dignas de admirar.
Viajamos a Italia para subir al Passo dello Stelvio, en los Alpes. Sus 24kms de subida, con el final a 2.700 de altura sobre el nivel de mal, son el gran atractivo también para pruebas ciclistas como el Giro de Italia.
Ahora nos vamos hasta Francia, al Viaducto de Millau. Un espectacular atajo artificial para el transporte a más de 300 metros de altura sobre el río Tarn, un paso mágico si la niebla ha entrado por debajo de nuestro nivel.
Seguimos con más curvas, esta vez las de Sa Calobra en la isla de Mallorca, en España. En plena sierra de Tramuntana, sus 13 kilómetros hacen que olvides por un rato las playas cercanas.
La Panoramica Statale 163, conocida como la “Nastro Azzurro”, recorre desde el año 1832 los 50 kilómetros de la Costa Amalfitana. Sus espectaculares vistas sobre el Golfo de Salerno y el Mar Tirreno hacen que curva tras curva, su circulación por el único carril que consta no sea sencilla, pero sí espectacular.
No podemos dejar de lado Trollstigen, en Noruega. Con 18kms, las 18 horquillas que componen esta vía atraen muchísimos turistas entre los meses de mayo y noviembre; el resto del año permanece cerrado para cualquier tipo de transporte público o de transporte por motivos climatológicos.
Y terminamos el listado con una de las que tal vez, por cercanía, tienen un hueco especial en nuestro corazón. Se trata de la D912 al suroeste de Francia, conocida como Route de la Corniche. Al borde de acantilados sobre el Mar Cantábrico, sus 11 kilómetros son una delicia, en especial si se realizan en dirección sur al atardecer.
Como operador de transporte, algunas de las citadas carreteras no son la vía prioritaria si como en nuestro caso, realizamos un servicio terrestre urgente. Pero, sin duda, hay muchos puntos de la geografía europea que podrían formar parte de esta lista. ¿Cuál sería el tuyo?